Desde bien pequeña soy un pececillo, no hay nada que me gustara más en este mundo que bañarme en una piscina así que en cuanto pude metía a Alejandra en una.
Con 6 mesecillos ya la estaba bañando en la piscina de mi bloque, que la gente me miraba como a una loca porque el agua está que pela y el año pasado ella ya chapoteaba sola con sus manguitos en el mar. Así que este año decidimos apuntarla a clases de natación y se lo pasa ¡genial!
Los primeros días lloró bastante, no sé si era porque la piscina estaba helada (y eso que es cubierta) o porque no se sentía segura pero la tercera semana ya disfrutaba del agua y de sus juegos.
Me encanta verla en la orilla cuando comienza la clase con su bañador mojándose los bracitos con su barriguilla y su gorro y ahora se ha vuelto una intrépida y se tira de pie desde el bordillo. Je je je, ya tengo a mi pequeño pececillo preparada para el verano, no va a ver quien la saque de la piscina este verano en Humanes.