Paco y yo atraemos a los feriantes, es así de gracioso. Siempre que nos vamos de vacaciones a algún sitio hay una feria montada, así que no es de extrañar que a nuestra hija le guste montar en todos los cacharros del mundo.
Desde muy pequeña mis padres nos han llevado a la feria y al igual que os he contado que mi padre nos ha inculcado la pasión por las golosinas creo que también lo hizo por montar en los cacharros. No recuerdo ni una sola feria en la que me quisiera montar en algo y mis padres no me dejaran. Desde pequeña me he montado en la noria, los coches de choque, el canguro, los scalextri, el baby Paco... Así que ahora que Alejandra quiere montar disfruto viéndola como una enana.
Este finde hemos estado en Pinto y se ha puesto mala, así que nos fuimos a urgencias con ella a las 10 de la noche y cuando salimos del médico ya dentro del coche y acurrucada sobre mí hemos pasado por delante de la feria que había instalada en Pinto, y ella con su fiebre me dice " mamá a mi me gusta la feria" y se quedó dormida.
Estos post cada vez van a ser más fáciles de escribir porque ella está empezando a verbalizar lo que le gusta y lo que le disgusta, y como me dejó tan claro que la feria le gusta hemos decidido contároslo. Ni que decir tiene que al día siguiente a la feria la llevamos y se montó en el coche rosa correspondiente y en el caballito del tiovivo. Y que cuando nos fuimos siguió pidiendo montar otra vez más y más.
Así que haré con ella lo mismo que hacía conmigo mi madre cuando era pequeña, darme una paga en ferias cuando ya podía salir con mis amigas que yo me gastaba en montar y montar en las atracciones cuantas veces quisiera. ¡qué grande mi madre!y ¡qué grande la feria!